Casi siempre, cuando escuchamos hablar de la importancia de hacer un plan de gastos nos imaginamos un proceso bastante aburrido. Los días siempre llegan con su carga de sorpresas y estar anotando cada centavo puede parecer obsesivo. Lo cierto es que este registro es importantísimo porque es la expresión en pesos de nuestras metas y objetivos y, cuando los hacemos sin tener en cuenta nuestra personalidad, los presupuestos fallan.
Entonces ¿Cómo disfrutar la elaboración de un plan con el que nos prohibiremos darnos gustos de vez en cuando? . Ese es el punto, es ahí donde está el secreto, pues lo que se busca es hacer un registro de todo lo que gastamos y de nuestros ingresos pero teniendo en cuenta nuestra propia naturaleza, nuestros gustos y nuestras prioridades.
Quizá a alguien le funcionó de una manera y no es buena idea copiarle y hacer el mismo plan, pues podemos tener hábitos y preferencias muy distintas. Se debe tener en cuenta que hay días en los que los gastos no se pueden medir, porque habrá emergencias, lo que hará que el número fijo asignado no cuadre.
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Hacer un presupuesto, sí conviene
Hacer un presupuesto tiene muchas ventajas, sirve para evitar gastos innecesarios, para evitar y controlar deudas, incluso, para salir de una crisis financiera.
Expertos manifiestan que también tiene varios beneficios que no son tan explícitos, como organizar documentos financieros importantes, facilitar la declaración de impuestos y brinda un maravilloso sistema para discutir y comunicar las prioridades en la familia.
¿Por qué fallan los presupuestos?
Hasta el plan de gastos e inversión más serio del mundo, muestra diferencias y errores al final del mes. Lo que dicen los analistas financieros es que aunque parezca que la culpa la tiene el método, en realidad, es un problema con la forma en la que se presupuesta.
Hay errores muy comunes como no establecer los objetivos, no poner el para qué se hace, la disciplina para lograrlo o no planear eventos especiales, los cuales acarrean también gastos que se vuelven inesperados.
Estos son los errores más frecuentes:
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No saber qué se quiere y cómo conseguirlo
Debemos aprender a equilibrar la disciplina y el disfrute. Domar la voluntad y hacerla de hierro. No se trata de privarnos de todo sino saber qué es lo que necesito y empezar a gastar en lo que realmente me conduce a mis objetivos.
La mayoría del tiempo tratamos de construir un patrimonio para satisfacer las necesidades básicas, como comprar una casa, educación , salud, pero el tiempo que nos sobra de los trabajos o empleos buscamos hacer cosas placenteras, viajar, comer en restaurantes, diferentes opciones de entretenimiento.
Lo que hay que hacer es equilibrar, qué tanto puedo sacrificar sin sentirme frustrado. Qué otras opciones puedo buscar que no necesiten un gasto muy grande para que el ahorro se vaya a mis objetivos.
Cuando los eventos especiales se olvidan
Cumpleaños, días especiales, aniversarios, navidad e incluso vacaciones, hay que estar prevenidos y poder hacer una lista y un presupuesto estimado para invertir en el detalle, así la llegada del evento no nos tomará por sorpresa.
Ser propietario cuesta
Otro error muy común es no calcular los costos de mantenimiento o impuestos cuando se tiene una casa o un vehículo, esto inevitablemente desajusta los presupuestos. Por favor, es de los puntos más importantes a incluir.
Planear mucho e incumplir
Es lo más común del mundo, es planear, poner y poner cifras e ítems en el presupuesto para después ni voltearlo a mirar. La solución es muy sencilla, construir y reforzar la disciplina personal.
Uso de tarjetas sin ton ni son
Es cuando hacemos un uso no programado de los créditos de consumo o de las tarjetas. Hay que recordar que no es dinero que sobra o dinero que no tenemos de más, por eso usarlas tiene que hacerse de manera responsable porque o si no se desbarata cualquier registro.
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Considerar grandes gastos
La universidad de los hijos, la jubilación o las excursiones de fin de curso, son gastos que se tienen que contemplar para poder cubrirse poco a poco, debemos considerarlos con anticipación. Expertos aseguran que hay que tener una reserva para pagos inesperados.
Para concluir, queremos hacer énfasis en que los presupuestos deben partir de nuestros ingresos reales, netos, no de los ingresos que quisiéramos tener. En este registro se debe incluir sin lugar a dudas el ahorro familiar, el ahorro individual y lo que se destina también a las inversiones.
Los invitamos a que lo intenten y nos cuenten cómo les fue con la experiencia de hacer un presupuesto adaptado a su propia naturaleza como consumidores y ahorradores.