En México casi la mitad de la población no ahorra. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) del 2018, sólo el 4.6 % de los adultos ahorra exclusivamente de manera formal, mientras que el 63.2 % guarda su dinero usando métodos de ahorro informales como tandas, debajo del colchón o préstamos familiares. Estas cifras nos revelan que seguimos desconfiando de las entidades bancarias, algo que sucede principalmente porque, aunque suene durísimo, somos analfabetas financieros.
La preferencia por esta manera informal de ahorro conlleva riesgos y nunca los tomamos en cuenta; puede suceder que quien organiza la tanda se quede con el dinero y no lo reparta, o que alguien ingrese en nuestra vivienda y vaya directo a donde ya se sabe que puede haber dinero, o siendo más fatalistas, pero siempre realistas, en un incendio o inundación el dinero se puede perder.
Según la encuesta Los mexicanos y el ahorro de Consulta Mitofsky del 2017 aunque continúa la costumbre de guardar el dinero en efectivo en casa, 34.4 % y la de participar en tandas, 20.8 %, aparece de manera importante el ahorro en cajas de ahorro, este segmento representa el 8.7%.
¿Cómo ahorramos los mexicanos?
Siguiendo con las tandas, en la encuesta de Mitofsky se puede observar que la clase social en la que más se utiliza es en el nivel socioeconómico medio, el 25. 1 % de la población. Le sigue la clase baja con el 18.8 % y sólo el 15.3 %, que equivale a la clase social alta, practican este sistema para ahorrar.
Con respecto a ¿quiénes son los que ahorran en los bancos? hay un giro, los ciudadanos pertenecientes a la clase baja ocupan el 8% de la bancarización de sus ahorros y este porcentaje es todavía menor en zonas rurales con el 5%. Mientras que el nivel socioeconómico alto representa el 44.8 % de los que utilizan los servicios bancarios.
Hay quienes todavía, a pesar de las crisis diplomáticas, cambios de gobierno y tweets de Donald Trump, siguen creyendo que comprar moneda extranjera es la mejor manera de ahorrar. Este estudio que estamos citando arrojó que, sin importar el valor del dólar, hay un 3 % de la población mexicana que compra esta moneda y se encuentra concentrada en el norte del país, además pertenecen a un nivel económico alto.
¿Qué hacemos cuando nos sobra dinero?
Como ya lo habíamos explicado en otras entradas de este blog, uno no ahorra lo que le sobra, sino que de inmediato, al recibir el dinero, se debe destinar una cantidad, no es necesario que sea muy numerosa, con esto se generará un hábito y siempre habrá dinero para ahorrar.
Sin embargo, como en nuestra sabiduría popular se cree que se guarda lo que sobra, Mitofsky preguntó qué se hace con el dinero que queda después de pagar lo que se tiene que pagar y surgieron respuestas muy interesantes.
Uno de cada tres mexicanos dice que nunca tienen dinero para ahorrar, esto equivale al 34. 8 %. El 30 % de la población dice que lo que sobra prefiere guardarlo para emergencias. El 14 % dice que paga deudas, el 12 % lo usa en compras o en gastos de diversión y el 3 % dice que lo utiliza para ayudar a familiares.
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No usamos los bancos, les tememos
Este comportamiento que vimos reflejado en las estadísticas, tiene unas causas, que son, según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, Condusef, la desinformación y que somos una población no bancarizada.
De acuerdo con la agencia gubernamental, no hay cultura de las finanzas, necesitamos educación financiera desde que somos niños, pues un usuario informado sabe tomar decisiones de ahorro.
Igualmente, la mitad del país desconoce cuáles son y qué ventajas tienen los servicios bancarios. No tiene idea de las ventajas que podría obtener al ahorrar e invertir su dinero siendo asesorado por un experto. Es importante tener en cuenta que con opciones formales de ahorro se puede conseguir que el dinero crezca, pues se pone a trabajar de diferentes maneras y ganará un interés.
Lo importante es consultar y cerciorarse de que la tasa de interés que vamos a ganar sea igual a la inflación.
Queremos todo ¡Ya!
No sólo ahorramos con métodos informales, sino que también lo hacemos, pero pensando en el corto plazo, para cubrir emergencias o para cumplir algún objetivo personal inmediato. Hasta el último lugar dejamos razones como la jubilación y la inversión.
La Condusef plantea un ejemplo muy claro, si hacemos aportaciones regulares a una institución financiera formal, pueden ser mensuales, los intereses que ganemos se irán acumulando, podríamos reunir una cantidad más elevada en menos tiempo.
“Implica que con montos de inversión mínima ($100 o $500 mensuales en periodos de 20 a 30 años) puedas formar un ahorro considerable: de varios miles de pesos e incluso millones”
Entonces sí es posible lograr metas costosas, si se empieza temprano y se planea el ahorro a largo plazo.
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El futuro no existe
Sin duda, uno de los puntos más preocupantes que se pueden ver en la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) más reciente es los hábitos de ahorro para el retiro.
Aunque no queramos pensar en ese día, la vejez llegará y según las cifras, no estaremos preparados para cuando sea el momento.
El estudio arrojó respuestas desconcertantes. Las tres principales formas con las que la población mexicana adulta piensa cubrir sus gastos en la vejez son: el dinero que reciban de su pareja, esposo o esposa, sus hijos u otros familiares. En segundo lugar, el dinero que reciban del gobierno para adultos mayores y por último el dinero que reciban de su pensión o jubilación, plan privado de retiro o afore.
Lo que llama la atención con respecto a este tema es la actitud de la población adulta, la encuesta dio a conocer que sólo el 39.5 % tiene una cuenta para el retiro y los que la tienen sólo el 4.9 % hace aportaciones voluntarias.
La Condusef recomienda como alternativa de ahorro a mediano y largo plazo a las Afore, pues tienen rendimientos promedio de más de 6.7 %, es decir, más alta que la tasa de inflación.
Para finalizar, es fundamental que comprendamos que el ahorro para nuestro retiro es sólo nuestra responsabilidad y es hoy cuando se tiene que planear, no importa que estemos llegando a los 30 o tengamos un poco más, de hecho, los analistas recomiendan que es mucho mejor empezar pronto.