[Este artículo es una colaboración con Querido Dinero]
Todos tenemos gastos, eso es algo completamente normal. El reto está en tener gastos “saludables y necesarios”. Nos referimos a esas compras o inversiones que tienes que hacer para subsistir. Por ejemplo: la gasolina, la renta de tu depa, comida, el pago de alguna inversión, etcétera.
A continuación te contamos un poco más:
¿Qué son las deudas buenas?
Todas tus deudas en conjunto no deben pasar del 30% de tus ingresos mensuales. Haz la cuenta y suma todas las cosas que tienes que pagar. Ejemplo: La laptop que te compraste para trabajar, el plan de tu celular, tu tarjeta de crédito, etcétera.
Todo eso está ok porque suma a tu vida. Si compras una lap para trabajar, eventualmente tendrás ganancias por eso. No lo veas como un gasto, velo como una inversión.
Guía para mejorar mi vida financiera
Ahora lo que tienes qué hacer es detectar las deudas malas y eliminarlas de tu vida. Ejemplo: La tarjeta de crédito que sacaste para comprar gustos innecesarios, los taquitos de la esquina o los zapatos que pediste por catálogo y que aún no has terminado de pagar. El siguiente paso será ubicar cuáles son los gastos hormiga y los gastos fantasma.
Gastos hormiga
Los gastos hormiga están profundamente ligados con los hábitos, con los antojitos y la falta de planeación. El nombre de “hormiga” viene precisamente de su tamañito pues son tan pequeños que parece que no afectan en nuestras finanzas, pero al hacer la suma al final del mes, la cifra puede llegar a los cuatro dígitos.
Ejemplo: El cafecito que te compras todas las mañanas o las veces que prefieres comprar comida fuera que hacerla en casa.
Gastos fantasma
Son esos gastos que no ves pero que están ahí quitándote tu dinero.
La cuenta de Netflix que nunca utilizas o tu membresía del gimnasio al que nunca vas son ejemplo claro de los gastos fantasmas. Tip: No adquieras una membresía que genera un cargo automático a tu cuenta.
Haz una lista de tus gastos hormiga y fantasma. Ahora que ya conoces estos gastos tendrás que bajarle o eliminarlos para que no sigan siendo fugas de dinero.
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Paso final: Ubicar tus activos invisibles
Seguro te suena rarísimo este término pero de verdad es algo bien sencillo de identificar. No tendrás que ir a un retiro espiritual en Camboya para conocer tus activos invisibles, la única tarea será cerrar los ojos hasta encontrar eso que hay en ti y que puedes vender/ofrecer a otras personas.
Pregúntate: ¿qué actividad sabes hacer con facilidad?
Ejemplos:
- Si tu pasión son los postres, ¿por qué no dar clases para niños?
- Si eres bueno con las fórmulas de Excel, será buena idea encontrar a una PYME que necesite que alguien maneje sus finanzas o una millennial freelancer (como yo) que esté atoradísima con sus gastos mensuales.
- Si sabes tocar la guitarra, ¿por qué no subes tutoriales en Youtube?
Esta será la maner de darle un reset a tu historial financiero para comenzar a ser un PRO. La clave está en eliminar los gastos innecesarios y aprovechar tus talentos para convertirlos en ingresos.