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Evita las trampas emocionales que arruinan tus inversiones

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Paralizarse por exceso de lealtad con tu portafolio, invertir todo lo que tienes por optimismo tóxico o entrar en pánico ante el riesgo, son algunas de las trampas emocionales que arruinan tus inversiones en bienes raíces y tus finanzas personales. 

Es cierto, invertir es emocionante, sobre todo cuando decides apostarle a proyectos a mediano o largo plazo; como ocurre con las inversiones en inmuebles, aquí, es muy común que tus emociones estén como en una montaña rusa y debes tener la inteligencia para controlarte.

Pero no sólo caemos en estos engaños mentales al momento de invertir en inmuebles.

También cometemos muchos errores al ahorrar y esto es ocasionado por nuestra falta de control emocional. 

Según el experto Julio Lavalle, especialista en temas de finanzas personales y creador de aplicaciones tecnológicas de administración financiera; quien fue entrevistado en el diario Prensa Libre de Guatemala, “más allá de los cálculos y números, es cómo entender el comportamiento y saber que se toman decisiones no racionales”.

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Además, un tema muy interesante que está estudiando Lavalle tiene que ver con la trampa mental del tiempo que los usuarios pasan en las redes sociales. 

El experto explicó en entrevista que, en América Latina, un usuario gasta al menos 5 horas en redes sociales a la semana. Esto quiere decir que observa más de 400 anuncios de distintos productos y servicios semanalmente; está expuesto a un bombardeo constante, lo que hace que sea difícil tomar decisiones financieras sanas. 

Esto se llama sesgo del presente, porque es el impedimento de que los usuarios puedan alcanzar objetivos financieros cuando se tiene un bombardeo constante que lo lleva a hacer gastos inapropiados. 

“Por ejemplo, cuando se tiene un objetivo en el futuro, como ahorrar para la jubilación o crear un fondo de emergencia para los próximos 5 o 10 años, no se ve tan atractivo como comprar un par de zapatos que estarán en oferta por dos días o 2 por el 50%”, se explica en la publicación antes mencionada. 

De acuerdo con una nota publicada en el medio de comunicación digital El Cronista  uno de las principales fallas que cometemos cuando manejamos nuestro dinero con apasionamiento es que hacemos lo que creemos que es lo mejor y no lo que sabemos que es lo mejor. 

Entonces, para poder evitar estas trampas emocionales que te pueden llevar a la bancarrota, es necesario que las conozcas a profundidad, para que puedas identificarlas y así no caer en ellas. 

De acuerdo con el libro Navigate de investment jungle (Navegando la jungla de inversión), del gurú de las finanza; Douglas Stone, ex Morgan Stanley y Merrill Lynch, estas son las trampas emocionales para inversiones y para tus finanzas personales: 

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Exceso de optimismo

Lo que sucede con el sobre optimismo es que te puede dar una falsa sensación de seguridad y subestimar los riesgos. 

Cuando este es el factor que gobierna tus determinaciones y ves que los números crecen, crees que el valor seguirá subiendo por más tiempo. 

Sin embargo, los mercados son volátiles y te puedes llevar sorpresas.  Por esto, te recomendamos que siempre esperes lo mejor, pero muy consciente de que también puede venir lo peor. Siempre hay que tener una visión realista.

El pánico 

Esta trampa nos hace pasarnos al otro lado, aquí no es exceso de positivismo que te hace lanzarte como sea sin importar las consecuencias; cuando entras en pánico es por el miedo que te paraliza, te da terror perderlo todo. 

Según la nota publicada en El Cronista, cuando los números bajan en picada, los inversionistas sienten la necesidad de hacer algo para corregirlo. Estas decisiones apuradas y sin un plan derivan en situaciones aún peores. 

Lo que te recomendamos es dar un paso atrás para analizar el mercado y trabajar en un plan.

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El orgullo 

¿Cuántas veces no hemos tomado decisiones por el miedo al qué dirán? Y peor cuando se trata del temor a admitir la derrota. Por esto, muchos inversionistas se aferran a algunas inversiones que ya no son rentables y se hunden con ellas. 

Con tal de no reconocer que se equivocaron, muchos inversionistas deciden mantener su posición y su obstinación. 

De igual manera, la tecnología hizo que sea más fácil invertir, y en muchas ocasiones, estas decisiones rápidas pueden resultar envueltas en las trampas emocionales. Para que no las padezcas es necesario hacer pausas, consultar con otras personas e incluso con la almohada. Observa detenidamente tu portfolio y analiza si está balanceado, si es realista y si está actualizado.

La lealtad en exceso 

¿Sabías que puedes generar un vínculo emocional con tu portafolio de inversión? Así es, cuando tienes una estrategia súper clara y trabajada, que por mucho tiempo te ha dado éxito, le tomas bastante cariño y esto ocasiona un fuerte apego que evita que puedas ver otras tácticas. 

Como tu estrategia funcionó bastante bien en algún momento, se puede convertir en una cárcel si no la replanteas cuando ya esté por fuera de lo que esté pasando en el mercado. Esto no sólo pasa con la planeación de tu portafolio. También con todos los activos financieros que funcionan de maravilla durante una gran cantidad de tiempo. 

Para que no caigas en esta trampa lo mejor que puedes hacer es analizar y revisar con frecuencia tu portafolio de inversiones; así identificarás si debes hacer cambios y si necesitas adaptarte.

A veces es urgente cambiar y no quedarnos aferrados a algo que quizá ya no funciona igual. 

La ira 

En una publicación de la revista Forbes nos explican que uno de los sentimientos más poderosos que existen a la hora de tomar decisiones es la ira. Cuando estás enojado, es más probable que actúes de manera precipitada, te ciegas tanto que fallas y justificas tus elecciones financieras. 

Es muy común que arruinamos nuestro ahorro por este tipo de emociones; al decidir basados en la ira se desbalancean nuestras finanzas por varios meses porque adquirimos productos y servicios que no estaban planeados. 

Te recomendamos que no tomes ninguna determinación cuando te sientas enojado, respira profundamente y posterga tener que dar un veredicto hasta que estés calmado. 

“También puedes hablar con un familiar o amigo de tu entera confianza que no esté involucrado en la situación que te molesta. Al hablar de tus sentimientos con alguien que no tenga prejuicios, puedes despejar tu mente de la ira mucho más rápido”, indica la publicación. 

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La lástima

Aquí entra en juego también la autoestima. Cuando una persona no se siente valiosa puede comenzar a comprar propiedades o instrumentos financieros sin estrategia y como una forma de compensar sus “deficiencias”. “Una baja autoestima es el detonante de compras compulsivas para lograr ese sentimiento de pertenencia”. 

Aquí es cuando sucede que quieres invertir porque tu amigo o fulanito ya invirtió y quisieras tener lo que él tiene, cuando tu realidad, tu bolsillo y tu personalidad son totalmente diferentes y quizá esa decisión no sea lo que más te conviene a ti. 

¡Evita las trampas emocionales!

Te sugerimos que identifiques por qué tienes esa sensación respecto a tu persona, busca ayuda profesional que te impulse a crear mayor seguridad y a trabajar el amor propio. Recuerda que todo lo relacionado a tu salud mental es prioridad y es más valioso que el dinero, descubrirás que lo importante es que disfrutes tu vida y no tener la aprobación del mundo. 

En conclusión, invertir y ahorrar no son actividades que deban tomarse a la ligera, tienen que ver con tu futuro, con tu tranquilidad y con tu paz económica y mental, por lo tanto, requieren de la mejor actitud y la mayor inteligencia emocional para tener éxito. La clave está en informarte de manera adecuada, ser lo más organizado posible, planear y asesorarte de personas profesionales y honestas que te puedan llevar a construir un portafolio rentable y atractivo. 

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