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familia enseñando costumbres financieras

Costumbres financieras en el manejo del dinero

Estamos seguros que te has preguntado: ¿por qué hay personas que saben manejar las finanzas mucho mejor que yo? ¿Cómo le hacen esos profesionales jóvenes para ahorrar, tener casa, carro y seguir estudiando? Es muy sencillo, se llaman costumbres financieras y tiene que ver con la manera cómo las familias inculcan el hábito por el ahorro, también, está relacionado con el impacto del contexto y la realidad económica que influyen fuertemente en tus decisiones financieras. 

Tener un buen manejo del dinero es esencial para tener una mejor calidad de vida, esta habilidad definitivamente se adquiere a muy temprana edad, así, los niños y niñas adquieren la destreza para generar y multiplicar un capital que asegure el bienestar individual, de su familia y de las futuras generaciones. 

Aunque en nuestro país no se le da la importancia que merece, inculcar desde la infancia cultura y educación financiera ayuda a hacer del ahorro un hábito, se forman personas más disciplinadas que, cuando tengan independencia económica, tomarán mejores decisiones consiguiendo estabilidad y equilibrio, además de salud física y mental.

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Hijo de tigre y las costumbres financieras que aprendemos en casa 

Según Xavier Puig, profesor de Economía y Empresas de la Universitat Pompeu Fabra Barcelona, citado en el diario La Vanguardia, hay una serie de costumbres financieras saludables que debemos enseñar en casa y con las que tendríamos, sin duda, una economía familiar estable y sana, se trata de una serie de pautas muy sencillas que se pueden transmitir de generación en generación para construir un vínculo sano con el dinero. 

De acuerdo con el académico, el primer paso es enseñar a hacer un presupuesto, que todos los miembros del hogar identifiquen cuáles son los ingresos y cuáles los gastos totales de toda la familia. 

Es una fotografía de las finanzas mensuales que permitirá que los miembros de la familia se pongan objetivos y tomen decisiones acertadas para llegar a ellos. 

El experto también asegura que este presupuesto lo debemos revisar periódicamente, pues puede haber cambios, gastos inesperados e incluso la situación económica puede variar. 

De igual manera, Puig explicó que, a cierta edad los niños deben saber que las cosas cuestan dinero y que este no aparece de la nada como por arte de magia. Indica que debemos enseñarles que hay momentos en los que se debe gastar menos y que si somos ordenados es posible darnos ciertos lujos. 

Así, los niños irán aprendiendo a gestionar sus impulsos, poco a poco se les puede ir asignando pequeños gastos, que revisen facturas, tickets y se puede enseñar la importancia del ahorro, incluso, es válido usar la estrategia de la paga para fomentar la responsabilidad. 

Finalmente, el éxito de unas buenas costumbres financieras es conversar sobre el dinero, ya varios expertos han asegurado que el problema principal en la educación financiera es no hablar del tema en la familia por el estrés o conflictos que se puedan presentar. 

 “Pertenecemos a una cultura que no suele hablar de dinero con naturalidad, parece que cuesta o que es algo que nos resulta incómodo. Sin embargo, cuando compartimos nuestra vida con una o más personas, es importante poder hablar de manera abierta y fijar objetivos o tomar decisiones de común acuerdo”, advierte Puig.

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La habilidad para ahorrar también depende de cada generación 

De acuerdo con un artículo del diario, no sólo lo que aprendemos en casa define nuestra relación con el dinero, en la publicación se asegura que cada grupo de edad tiene su forma de entender las finanzas y que está condicionado por la situación económica. 

Aquí vienen unos datos interesantes, según el VI Barómetro del Ahorro del Observatorio Inverco, foro de análisis de inversión de los ahorradores, cada generación tiene un propósito distinto para ahorrar. Los menores de 26 años, conocidos como centennials, ahorran en primera medida para hacer crecer su capital, mientras que los millennials (26 – 38 años) y la generación X (de 39 a 50 años) es decir, el grueso de los profesionales que han disfrutado un mejor nivel de vida y que están en activo, ahorran sólo para afrontar emergencias e imprevistos. 

Por su parte, los baby boomers (de 51 a 70 años) y la silent generation (más de 70 años) caracterizada por haber vivido tiempos de austeridad, guardan capital para completar su jubilación. 

 

Nuestra naturaleza es ahorradora 

En el artículo del diario español nos explican que el ahorro ha sido una constante en nuestra historia. En la antigüedad, civilizaciones como la egipcia, la inca o la china reservaban una parte de cada cosecha para las emergencias que se pudieran presentar a lo largo del año. Se trata de la cultura de la previsión que se ha mantenido hasta hoy. 

Si miramos hacia nuestro pasado, nuestros tatarabuelos y bisabuelos ahorraban con diferentes métodos, desde guardar el dinero en casa, las tandas, pero también mediante los primeros bancos. Siempre estaba presente el ser precavido para las temporadas de vacas flacas. 

Hoy las perspectivas del ahorro son diferentes, por un lado, tenemos a generaciones cada vez más preocupadas por el futuro, pero con condiciones laborales inestables, con la gran dificultad de tener una pensión digna sin un ahorro adicional y una inversión. 

No es que no quieran ahorrar para su retiro o para comprar una vivienda, es que las reglas del juego han cambiado y cada vez se hace más difícil si no se cuenta con un dinero que complemente el ahorro para la jubilación. 

Es muy importante tener en cuenta que nuestra economía también se ve afectada por factores externos, políticas, tratados y leyes, que hacen cada vez más complicado tener un orden y una estrategia para hacer rendir nuestro dinero.  Esto es verdad, pero tampoco es imposible, mientras haya voluntad y, sobre todo, si tenemos educación previa sobre el ahorro y la buena distribución, pasar del ahorrar a la inversión y conseguir la libertad financiera será una realidad no muy lejana. 

Ahora los jóvenes manejan su dinero a través de aplicaciones móviles, buscan modelos de inversión novedosos, que incluyan a las nuevas tecnologías, son habituales clientes de entidades financieras, pero a través de internet; los tiempos cambian y con ellos la forma de ahorrar y de relacionarnos con nuestro dinero. 

En conclusión, no sólo es el buen ejemplo y las buenas enseñanzas en la infancia lo que hace a los ahorradores exitosos, la realidad económica, las crisis, el acceso a la educación y a la información, también influyen en las buenas o malas decisiones financieras que tomemos. Hay unas dinámicas políticas externas que afectan el rumbo de las economías locales y esto hace que sea más difícil hacer una estrategia, sin embargo, no es imposible y mientras esté el buen hábito, asegurar una mejor calidad de vida siempre es posible. 

¡Inculca las buenas costumbres financieras en tu familia!